Se trata de una corona hecha con ramas de abeto o pino a la que en algunas ocasiones se añaden algunos adornos. Consta de cuatro velas que se van encendiendo todos los domingos a partir del primer domingo de Adviento hasta llegar a la Navidad.
Esta tradición se remonta al norte de Europa a los pueblos germanos, aunque a partir del S. XVI católicos y cristianos lo utilizaron para representar el Adviento. Las velas representan la alegría por el nacimiento de Jesucristo, que en la cultura cristiana simboliza la "luz del mundo".
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