La final de ese mundial fue un partido mítico que enfrento a Alemania con la selección de Hungría, considerada la mejor del momento y a la postre uno de los mejores equipos de fútbol de toda la historia (estaba liderada por el magnífico Puskas).
Enfrente tenían un equipo teutón que, en cierto modo, simbolizaba a su nación más que ningún otro. Llegaron a Suiza tras haber sido excluidos de la Copa anterior por los hechos de la Segunda Guerra Mundial, el clima en el país era de reconstrucción, y la identificación de los germanos con la Mannschaft era total. El eje del equipo era Fritz Walter, centrocampista total, de quien corría la leyenda de que su maestría futbolística le había salvado la vida en un campo de concentración ruso; se le considera integrante de la triada de oro del fútbol germano, junto con Müller y Beckenbauer.
Finalmente la selección alemana venció 3-2, en una victoria aun más epica ya que llegó después de remontar un 0-2 demostrando la capacidad de lucha de los alemanes.
La historia está llena de matices que rebasan el ámbito deportivo y da pie a un análisis histórico y psico-social del momento.
Y eso es lo que hizo la pelicula en el 2003. Se cuenta todo desde la perspectiva de un niño de 11 años, que idolatra a Helmut Rahn, autor del gol de la victoria en el minuto 84 del juego, en quien proyecta su necesidad de afecto paterno.
"El Milagro de Berna" intenta reflejar también la brecha generacional de postguerra, plasmada en la tensión que se produce entre el pequeño protagonista y su padre, quien regresa a casa después haber pasado años como prisionero de guerra en Siberia.
La película fue en Alemania un éxito tanto de crítica como de taquilla y mostró claramente todo lo que este partido significó para Alemania. Con un país hundido moral y económicamente, sirvió para recordarles que seguían teniendo algo valioso, esa energía y tesón que les caracteriza. Se puede decir que gran parte del resurgir económico alemán debe mucho a este partido. También la posterior historia de éxitos futbolísticos mundiales por parte de Alemania, que siempre se ha caracterizado, en fútbol, por la absoluta falta de talento, pero una ambición de ganar incontenible.
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