Complicada es la historia de las relacciones entre las potencias europeas desde el comienzo de la Edad Contemporanea, eso es algo indudable.
Pero si este periodo se caracteriza por su complejidad, dificultad, continuas variaciones y constantes vaivenes entre los diferentes estados se puede observar aun con mayor claridad en el binomio Francia-Alemania que desde 1870 (Batalla de Sedan, decisiva en la guerra franco-prusiana) ha tenido sus más y sus menos llegando hasta nuestros dias, donde la situación es dificilmente imaginable si lo viesemos desde un prisma con un siglo de antiguedad.
En estos dias que transcurren, con una Europa saliendo de un periodo económico de marcado caracter negativo Francia y Alemania se han situado como cabeza de una locomotora en el que el resto de paises intentan subirse desesperadamente a algun vagón.
Los máximos representantes políticos de ambos paises -Nicolas Sarkozy y Angela Merkel- han alcanzado un punto de entendimiento que ha dado como resultado un eje tan fuerte como preocupante para el resto de paises europeos.
Merkel ha considerado excesivo la intención por parte del Estado frances de crear una cartera ministerial de asuntos unicamente alemanes pero no que sendos secretarios de estado puedan asistir a los consejos de ministros del pais opuesto como oyentes.
Esto estaría dentro de las 80 medidas que ambos estados han sellado desde ahora hasta el 2020.
La canciller alemana ha declarado que para el desarrollo de Europa ambas potencias deben trabajar unidas.
Nadie puede dudar de que esto sea cierto, ahora bien, en la Europa de los 27 son muchos los vagones que se deben tener en cuenta para que todos sean participes de este desarrollo. Y parece que uno de estos vagones no esta muy bien conectado al resto, se llama Grecia...
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